sábado, 19 de febrero de 2011

LA FOTOGRAFÍA EN LA RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO Herramientas de estudio y exhibición

Autor: José María Moreno Santiago. Fotógrafo.
www.josemariamorenofotografo.net


Todos los toledanos hemos deambulado cientos de veces, con los avatares de nuestras ocupaciones, por la última capa de la historia, la actual, sin percibir que debajo de nuestros pies están bien latentes las de los toledanos que nos antecedieron, toledanos romanos, cartagineses, visigodos, árabes, judíos e incluso toledanos de la edad de piedra y del bronce. A ellos con seguridad les ocurrió lo mismo dejando a su paso las señas de su modo de vida, del mismo modo que nosotros también las dejamos para su estudio a las futuras generaciones.

Pocos años después de que a José Nicéphore Niepce, sobre 1826, se le ocurriera inventar la fotografía y Louis Daguerre la popularizara en nuestro vecino país, a Toledo llegaron pronto varios fotógrafos.  El primero del que se tiene constancia fue Edward King Ténison, que ya en 1852 realizó unas magníficas imágenes anteriores incluso a las de Clifford y Jean Laurent, cinco años después. Sus elementales cámaras impresionaban placas de vidrio al colodión, cuya fabricación se realizaba muchas veces en el mismo momento de hacer las tomas.

Es preciso imaginarse la estampa subidos en sus carros y tiendas de campaña donde realizaban todo el proceso para comprender y valorar su inestimable labor. Sus trabajos no sólo se merecen nuestra admiración por su dificultad práctica, que también, sino que constituyen, en muchas ocasiones, fotografías de calidad magníficamente compuestas y con una gran gama cromática. Hoy en día es posible realizar fantásticas copias murales a partir de aquéllos negativos, que por su gran tamaño rinden una calidad que ya quisieran para sí muchas de las cámaras digitales actuales, por no decir todas.





Hasta ese momento convengamos que las pruebas gráficas existentes, fruto de la mano de los dibujantes y de los maestros grabadores,  eran maravillosas, pero ciertamente propensas a las deformaciones de perspectiva y a los cambios cromáticos, cuando no a la peligrosa y propia imaginación del autor. La fotografía desde su aparición se volvió entonces bastante terca en sus resultados, desvelando no pocos errores que, en alguna ocasión, autor tras autor vinieron plagiándose a través del tiempo sin el más mínimo pudor y con fuentes poco fiables.

Esta herramienta se convirtió desde entonces en un aliado insustituible para investigadores e historiadores, tanto en la rama del reportaje costumbrista  y de la contienda civil, como en la documentación gráfica de sus aliados: los magníficos rincones, edificaciones y  paisajes urbanos.

En la ciudad de Toledo, las cámaras de los Hermanos Rodríguez, de Loty, de Aldus, de Abelardo Linares, de Mariano Moreno, Hauser y Menet y tantos otros contribuyeron a este legado. Mención especial merece Casiano Alguacil Blázquez, nacido en 1832 en la localidad toledana de Mazarambroz, que a sus treinta años se estableció en la calle de la Plata. Aunque retrató muchos personajes y preciosas escenas urbanas, estuvo dedicado principalmente a las edificaciones monumentales y objetos artísticos. Es, quizá, junto a los hermanos Rodríguez uno de los más prolíficos y prestigiosos fotógrafos que ha tenido Toledo, y cuyo legado constituye el corpus documental de nuestros archivos.

Es de lamentar que en estos primeros años, en general,  la fotografía fuese infravalorada, cuando no denostada,  por la inexplicable rivalidad social que existía con la pintura y el dibujo; algo así sucede ahora con respecto a la dualidad fotografía analógica versus digital.

Este hecho, agravado por el escaso interés que suscitaban las nuevas tecnologías en las autoridades de entonces, provocó que hasta muchos años después estos archivos estuvieran vergonzosamente abandonados cuando no perdidos. Da estupor comprobar, incluso hoy en día,  cómo es posible encontrar colecciones completas de negativos en  placas de vidrio de Toledo en museos americanos y europeos completamente desconocidas para los toledanos, y que gracias a iniciativas particulares van siendo recuperadas poco a poco con economías muy modestas. Es el caso del esfuerzo y la generosidad de Eduardo Sánchez Butragueño, que en su fantástico blog “Toledo Olvidado”  nos regala semana a semana estos bellos descubrimientos, de los que atesora hasta hoy más de cinco mil imágenes. Me consta que numerosos investigadores y arqueólogos han acudido a él, antes que a los archivos, para documentar  sus estudios.

Recuerdo cuando comenzaba en esto de la fotografía junto a Carlos Villasante, allá por los años 70, que nos avisaron de una obra en la cuesta de Belén, pues habían encontrado una caja “llena de placas de cristal de algo muy raro” que parecían fotos y que iban a ir al escombro. ¡Se trataba del archivo de negativos de Abelardo Linares, nada menos!.  
  
Aunque es preciso reconocer aquí alguna iniciativa pública digna de todo elogio de no hace muchos años, como la recuperación para la museística de los archivos de Casiano Alguacil, los Hermanos Rodríguez, Luís Escobar y algunos más. Convengamos que va siendo hora de tomar en consideración estos irrepetibles documentos históricos,  y que nuestros archivos y museos por fin les vayan formando asiento y los reciban y conserven como se merecen.

Primeras formas de presentación.



Es curioso comprobar como desde los mismos comienzos, los fotógrafos se empeñaron en mejorar sus presentaciones con técnicas cada vez más innovadoras.
Ya en 1842 se realizaron las primeras imágenes estereoscópicas para fines cartográficos.
Se trataba de fotografías en tres dimensiones, realizadas mediante una cámara con dos objetivos desplazados la misma distancia que los ojos humanos, obteniéndose de esta forma 2 imágenes ligeramente diferentes y que, posteriormente dispuestas en un visor especial, restituían la sensación original de la perspectiva real en 3 dimensiones.






Constituyó en la época un sensacional descubrimiento, que convertía en reales las imágenes que se venían ya exhibiendo en algunas ferias de grandes ciudades, mediante artilugios muy variados e ingeniosos como las linternas mágicas que daban sensación de movimiento y profundidad, pero realizadas con dibujos, grabados y pinturas, nada que ver con la fantástica realidad que mostraban las fotografías.
Este filón fue muy bien aprovechado y al poco tiempo se desarrollaron innumerables artilugios de todo tipo, cada vez más sofisticados, para su utilización pública y privada.



El desarrollo técnico de estos elementos vino a desembocar, sin solución de continuidad, en un invento de mucha mayor repercusión social: Los hermanos Lumiére, el 28 de diciembre de 1895, proyectaron su primera película de unos obreros en una fábrica. Había nacido el cine y con él, a una vertiginosa velocidad,  desaparecieron del mapa todos los sistemas de visión más o menos estáticos, completamente fagocitados por el nuevo invento que producía una fascinación sin precedentes.


Pese a ello, los fotógrafos no cejaron en su empeño, era preciso competir con el todopoderoso cine, y  ya en 1899 se fabricó la Panoram Kodak Camera nº 4, primera cámara fotográfica que realizaba panorámicas de barrido sobre el formato 103, con un impresionante ángulo de 142º sobre negativos de 3y1/2“x 12” (9x30,5 cms)-algo a lo que el cine no podía llegar-, modelos posteriores llegaron a hacerlo sobre negativos de 0,20x1 metro, para cuyos modelos, aún hoy día, se fabrican películas bajo pedido especial.



Estos equipos (de muy escasa producción y alto precio) no estaban al alcance de la mayoría de los fotógrafos, que suplían su carencia con talento e imaginación: uniendo pacientemente a mano varias imágenes tomadas consecutivamente, de esta forma han llegado a nuestros días fantásticas panorámicas de Toledo que las nuevas técnicas han perfeccionado:









Uno de los más célebres experimentos de la época (1899) fue resolver una antigua controversia entre los apasionados de las carreras de caballos y los propietarios de las cuadras: era comprobar si en algún momento  los animales tuvieran las 4 patas sin contacto con el suelo. Para ello se dispusieron 24 cámaras disparando cada una a su paso del cabalo frente a ellas.
La fotografía, gracias a su cualidad estática, pudo resolver el enigma, así como muchos otros que requieren estudios pausados y minuciosos.



Esta vieja rivalidad de la fotografía con el cine se mantuvo algunos años, pero fue olvidado por estéril ante la obviedad de las diferentes utilidades de ambos sistemas.

Tanto el cine como la fotografía estaban basados en el origen químico de su materia prima: los haluros de plata  sensibles a la luz, que bajo diferentes soportes, cada vez más perfeccionados, lograron cotas de calidad muy altas, consiguiendo la reproducción del color mediante capas superpuestas de emulsiones sensibles a cada uno de los colores primarios del espectro, así como receptores en forma de películas sensibles a radiaciones ultravioletas e infrarrojas que se sitúan fuera del espectro visible, muy utilizadas, junto con los rayos X, en la restauración de obras pictóricas y escultóricas antiguas para el análisis inocuo de las superficies antes de su restauración, debido a que dichas capas ocultas emiten radiaciones diferentes que pueden ser captadas por dichas emulsiones. 

El desarrollo de todos estos procesos, junto a su paralelo en el tiempo, y  no menos importante, de los elementos ópticos y mecánicos de las cámaras fotográficas, continuó sin interrupción hasta bien avanzado el siglo XX, que han sucumbido de manera casi absoluta ante la revolución digital.

Sistemas actuales

Efectivamente, en 1970, los investigadores Willard Boyle y George Smith desarrollaron el primer captador CCD (Dispositivo de Carga Aplicada) formado por píxeles capaces de transformar los fotones de la luz en electrones, y estos a su vez en datos numéricos 0 y 1 integrables en sistemas informáticos. La Real Academia Sueca de las Ciencias ha tardado 40 años en reconocérselo, dándoles el Premio Nobel de Física en 2010.







Como todos los grandes descubrimientos, ha tenido unos años de coexistencia y adaptación con los anteriores “analógicos”, no tanto por su desarrollo tecnológico, que ha sido muy rápido, como por su viabilidad comercial que, una vez conseguida,  le ha transformado en una verdadera revolución, invadiendo todos los ámbitos de la vida.

Los desarrollos tecnológicos que hemos visto en los casi 2 siglos de técnica fotográfica, se sucedían con una carencia de décadas. En la actualidad, dichos períodos no llegan a un año, en ocasiones en escasos meses. A pesar de los maravillosos medios de comunicación actuales, no es posible llegar a dominar una técnica concreta, pues inmediatamente aparece otra mucho más perfeccionada que, a su vez, queda obsoleta en muy poco tiempo.

Este ritmo exponencial obliga a todos los actores de la restauración a estar constantemente actualizados con la que ya es, sin duda, la primera herramienta de comunicación social: la red de Internet.

Citaremos brevemente, a continuación, algunos de los sistemas actuales de estudio y divulgación más utilizados, no sin la advertencia previa de que su vida será realmente corta…

Hoy en día existen dos formas básicas de representación:
1)      La vectorial, basada en fórmulas matemáticas y que, por tanto, no están afectadas por tamaños ni resoluciones. Permiten escalar a voluntad sin necesidades accesorias de memoria ni equipos sofisticados. Es el caso de la mayoría de los procesadores de texto y dibujo lineal.
2)      La rasterización, basada en el principio: un punto, un píxel. Sistema utilizado por la mayoría de los editores fotográficos. Lo conforman algoritmos especiales que tratan las imágenes como un todo conjunto en superficie.
Ambos sistemas actualmente permiten incorporar elementos del otro, pero no con la eficiencia propia para lo que ha sido diseñado cada uno. 

Cad
Utilizado comúnmente para la representación gráfica previa del futuro proyecto de intervención.
Se trata del sistema vectorial de aplicación muy consolidada y uso universal, mediante el cual representamos y dibujamos a escala cualquier elemento,  edificación o restauración futura.

Su desarrollo, mediante programas adicionales compatibles, como el 3D Studio y modernamente el Catia, ha permitido realizar presentaciones en tres dimensiones mediante perspectivas interactivas asombrosas de recorridos virtuales, donde el espectador puede moverse por todas partes a voluntad. Los últimos avances en aplicación de texturas, colores, formas y luces le han dado un realismo espectacular.

                                                   Perspectivas e Imágenes en 3D Studio


Fotografía ultravioleta e infrarroja
Existen cámaras especiales para usos científicos con sensores diseñados para captar radiaciones del espectro visible, extendido a las radiaciones ultravioletas e infrarrojas. De aparición muy reciente es la Fuji IS Pro, que amplía el espectro visible (380 a 780 nm) hasta los 1000 nanómetros. La radiación no deseable es posible anularla mediante filtros especiales IR y UV y obtener la imagen en el espectro local que deseemos.





Su uso es habitual en el estudio de capas ocultas de pinturas, frescos, revestimientos de esculturas y, junto a las técnicas de fluorescencia, en los análisis de minerales y elementos pétreos.

Su práctica requiere la utilización de fuentes de iluminación, también controladas en el espectro de radiación ultravioleta  o infrarroja.

La inmediatez de resultados en la fotografía digital ha permitido un análisis muy extenso en muy breve plazo.

Sistemas cartográficos aplicados
Constituye, quizás, uno de los sistemas menos conocidos y de gran utilidad en el estudio de desarrollos urbanos y paisajísticos.

Con la ayuda de las nuevas tecnologías de proyección cartográfica, se ha logrado deformar en tres dimensiones los grabados y planos antiguos, de tal forma que queden perfectamente georeferenciados a las coordenadas geodésicas de su situación exacta en relación a las fotografías actuales, de un modo ortogonal.

Ello ha permitido observar, con gran exactitud, el desarrollo preciso de ciertas zonas de las ciudades y sus cambios urbanísticos y paisajísticos a través del tiempo.

Existen varios programas informáticos para estos fines de visualización. Uno de ellos es el gvSig, desarrollado por la Comunidad Valenciana, y de distribución gratuita.

El Servicio Cartográfico de Castilla-La Mancha ha implementado los contenidos fotográficos de esta Comunidad, así como algunos de los planos históricos de mayor relieve como los de Francisco Coello, José Reinoso, Alfonso Rey Pastor, e incluso fotografías aéreas antiguas de 1945 y, por supuesto, las actuales, cuyos últimos vuelos son de 2009.




Presentaciones audiovisuales
Existen para tal fin multitud de sistemas que integran tanto imágenes fotográficas como dibujos, vídeo, sonido y textos que permiten numerosas transiciones y efectos ópticos. Sería muy prolijo enumerarlos, sólo citar el omnipresente Power Point de uso sencillo y universal, pero muy limitado y  enormemente mejorado desde hace tiempo por multitud de aplicaciones de mayor calidad.






Fotografía panorámica interactiva
Las fotografías panorámicas fijas se han utilizado durante muchos años, ahora las nuevas técnicas digitales han desarrollado recursos novedosos que proporcionan gran versatilidad a la par que posibilidades de minuciosos estudios de detalle por su cualidad interactiva, que, a voluntad del investigador, le permiten libres recorridos a su conveniencia.

Es el caso de las panorámicas esféricas que, mediante diversas técnicas, restituyen el espacio visual completo de 360º grados en todas direcciones, incluyendo el propio espacio donde se encuentra el espectador.  Se persigue lograr la sensación de encontrarse físicamente allí.

Utilizada en alta resolución, su aplicación práctica es obvia en la investigación,  pues tanto  sus movimientos como el poder de amplificación son manejados a voluntad.

Su técnica no es  complicada pero sí laboriosa. Una vez tomadas todas las fotografías parciales necesarias de un modo preciso, las unimos y convertimos en una proyección equirectangular plana, de modo parecido a como lo hacen los cartógrafos para sus mapas. Esta proyección es preciso transformarla en lo que se llama una proyección cúbica, y, por último, pasarla a cualquier visualizador interactivo.  Flash, Quicktime y Java son los de uso más extendido en la web.







  
El uso de varias de estas fotografías puede combinarse entre sí en el espacio, de tal modo que el espectador puede ir recorriendo espacios reales a voluntad. Es el caso del conocido Street View, implementado por  Google en sus mapas.  

Gigapixel
De técnica similar a la anterior, y como él, con capacidad interactiva.
Se trata del sistema que permite una resolución de imagen tan elevada que puede superar con creces la capacidad de visión del ojo humano.

Para su realización es necesario tomar una cantidad enorme de fotografías parciales, mediante dispositivos motorizados de un modo preciso y determinado, para posteriormente ensamblarlas mediante programas informáticos e incorporarlas a cualquier sistema de visualización.
Su capacidad de detalle es tal que puede llegar a obtenerse resoluciones de décimas de milímetro en superficies de varios metros cuadrados.

Su gran inconveniente inicial de albergar tal cantidad de información ha sido resuelto mediante la visualización en “pirámide”,  de tal modo que el sistema suministra una sola imagen por cada nivel de zoom demandado, sin necesidad de cargarlas todas, ya que los terminales ordinarias no serían capaces de albergar esas enormes memorias. No obstante, para su uso en la web, precisan un servidor capacitado para tal fin.

La aplicación más conocida es Google Earth, con un impresionante archivo capaz de ir desde toda la superficie del planeta hasta detalles de 10x10 metros de cualquier zona de la Tierra.





Entre otros, el Museo del Prado ha desarrollado y publicado esta técnica aplicada en alguna de sus principales obras pictóricas. 






Time Lapse
Se trata del equivalente fotográfico de la “cámara rápida” en el cine, de resultados similares aunque con técnicas diferentes.
Mediante un dispositivo llamado intervalómetro se toman cientos o miles de imágenes desde un punto fijo a una cadencia determinada. Dichas imágenes son editadas posteriormente, realizando una grabación cuyo movimiento visual resume en pocos segundos lo que, en realidad, ha transcurrido durante  mucho más tiempo, días o incluso meses.



Objetos 360 VR

Sistema panorámico de presentación en el que el espectador es el que se desplaza alrededor del objeto que permanece inmóvil.
De técnica similar a la utilizada para las panorámicas interactivas pero invertida, de manera que es posible analizar detalles apreciables desde todas las posiciones exteriores al objeto.
Su uso es de aplicación en esculturas y objetos.

  
El futuro inmediato

Hasta aquí, sólo una ligera muestra de las posibilidades actuales de la técnica digital.
Como se ha comentado, el vertiginoso desarrollo de las técnicas visuales junto al no menos importante de las capacidades de los modernos procesadores, está llevando a una cierta unificación de todos estos procesos que en el fondo se alimentan de la misma fuente: los electrones producidos en sus sensores y sus procesos matemáticos con el 0 y el 1.

También la obsesiva miniaturización de los elementos electrónicos, su capacidad enorme de procesamiento, su producción masiva y, sobre todo, el incremento de capacidad y velocidad de transmisión de datos en la red, han posibilitado de hecho la distribución mundial de los contenidos hasta cotas inimaginables.

La fotografía, el video, el cine, el sonido, los textos, en cualquier sistema de comunicación, ya van de la mano indefectiblemente.

Aunque todavía no comercializados  masivamente, existen ya sistemas de video de altísima definición mediante los cuales podemos filmar cualquier escenario y, sin necesidad de grandes conocimientos, obtener de este original casi cualquier forma de presentación de las señaladas anteriormente  








Allá por finales del 2001 tuve la inmensa suerte de contar con la confianza del Consorcio de la Ciudad de Toledo  para documentar fotográficamente las actuaciones de esta entidad  en sus múltiples desarrollos urbanos, entonces iniciándose con la restauración de las fachadas de la plaza de Zocodover.

Durante estos años, este organismo multidisciplinar  ha canalizado, cohesionado  y agrupado, con gran acierto. lo que antes constituyeron actuaciones aisladas muy dignas, pero quizás algo descoordinadas y carentes de un criterio común en el espacio y en el tiempo.

Al principio, mediante soportes químicos (como los acetatos que mantienen las diapositivas) y después mediante las nuevas técnicas digitales, he intentado reproducir respetuosamente el devenir vertiginoso de las restauraciones, saliendo de un asombroso descubrimiento para llegar a otro después más espectacular, si cabe, desprovisto el original de sus capas y de sus degradaciones naturales y artificiales, no siempre bienintencionadas, y dar a conocer lo oculto y lo desconocido para nuestra generación en todo su esplendor.

Vivimos en el mundo de la imagen, la ciudad, las calles, los edificios, todo está lleno de imágenes que nos torpedean una y otra vez de tal modo que nuestro cerebro se defiende no viendo nada, no observando nada. Hasta que hay algo que por un momento nos llama la atención sin explicación aparente, seguramente quien lo hizo puso todo su esfuerzo en transmitir emociones y sensaciones. Saber captar este esfuerzo es uno de los primeros objetivos de todo trabajo fotográfico documental.


Del mismo acto fotográfico:      

Mientras que buscamos largo rato desde dónde, nos acordamos del pintor delante del mágico lienzo blanco; nos cuesta y nos gusta decidir, hasta que te encuentras delante y abajo, y tus neuronas determinan la imagen, aunque ésta no corresponde con la realidad que observas.
Pero se le podría parecer.
Descartas, limpias mentalmente el cuadro y previsualizas.
Sobra de todo.
Los que determinaron colocar el horrible cable trenzado en la fachada a la altura que les da la escalera de mano y los que se lo permitieron.
Los que decidieron la forma y el lugar de las antenas.
El resultado de una noche de fiesta.
Los artistas del spray.
Y las señalizaciones y los coches, sobre todo los coches, y entre ellos el nuestro.
Pero se le podría parecer.
Sabemos lo que tenemos y lo que no podemos.
Seguimos en aburrida espera, el trípode está frío.
Hasta que por la esquina, por fin, se despierta la luz,  esquiva, suave, nos arrebata cautivadora y elegante, analizamos y componemos.
Llega en un momento la técnica a fastidiar el instante, a recordarnos la falta de respeto que nos tienen los sensores digitales, lo poco sensibles que son al arte y su raquitismo conceptual.
No sin cierto nerviosismo por la fugacidad del instante –que ciertamente no es tal- medimos y permitimos que las células pixelianas sacien su apetito y nos acompañen por un brevísimo espacio de tiempo.
El instante robado está ya con nosotros envuelto y congelado. Nos acompañan esas irrepetibles nubes y ese magnífico cielo degradado, pero sobre todo el jardinero que regó aquel árbol, los ebanistas, los forjadores que retorcieron el hierro, los estucadores, los carpinteros, los escayolistas y todos los trabajadores que levantaron pacientemente el edificio, así como los artistas que lo diseñaron.

La partitura ya está. Como diría nuestro querido Ansel Adams (San Francisco (1901-1984): falta interpretarla, y, créanme, existen muchas formas. Ahora cada vez más.

Ungido de director de orquesta entras en el laboratorio  electrónico y escoges las herramientas que te ayudarán a llevar al papel, en sus dos indefectibles dimensiones, el referente que visualizaron tus neuronas.
Después llega el destino.
En cualquier caso, la experiencia mereció ser vivida, es parcial y nuestra.
La sesión ha terminado.